La higuera, que vida desea, no escatima en esfuerzos por pintar de verde el blanco de la opresión y llenar de vida el más humilde rincón.
La higuera no desea, la higuera muestra su valentía y abre sus manos para recibir el sol.
La higuera quiere y toma, y sola se asoma para mirarnos y ser mirada, arraigada a su agrietada morada.
La higuera.